AVISO IMPORTANTE

Las informaciones contenidas en este blog pueden desentrañar importantes aspectos del argumento, incluso del final de la película o novela en cuestión.

jueves, 29 de abril de 2010

Matrix Explicado

Hace unos días estaba hablando con otro fan de Perdidos y me comentaba que tenía miedo de que el final no estuviese a la altura de la serie. Bueno, la verdad es que lo he suavizado bastante. El diálogo fue más o menos así:
- “Me da miedo que al final la caguen”.
- “Sí, como en
Twin Peaks – añadí yo.
- “O como en Matrix, que después de tanto esperar nos quedamos con las ganas de saber qué pasó” – concluyó él.

Evidentemente ahí no estuve de acuerdo. La trilogía de Matrix tiene un final lógico y, haciendo una revisión general, te diría que incluso esperado.

El caso es que igual que hace tiempo publiqué una entrada en Psicología y Cine comentando Twin Peaks, aquella conversación me dio la idea de hacer algo similar aquí, por si a alguien más le pasaba lo que a mi amigo y no se había enterado de lo que había pasado en Matrix. Por cierto, esperemos que no haga falta hacer lo mismo también con Perdidos.




Primero he de decir que a mi juicio en la trilogía de Matrix sobran muchas cosas. Mientras la primera película es toda una obra de arte, la segunda y la tercera se hubiesen podido refundir en una sola y así las líneas argumentales no se perderían en el tiempo. Bastaba con eliminar escenas de lucha, que como símil del enfrentamiento informático quedan muy bien, pero alargan un montón la historia. Sin ellas en dos horas la completabas tan ricamente y con sólo dos películas, en lugar de tres.

En fin, dicha historia es una fábula sobre el alma humana y el sentimiento contradictorio, anhelo y miedo, que nos provoca el libre albedrío. En esa sociedad que nos presentan, reflejo de la que vivimos, hay algo que no funciona y somos nosotros mismos. Queremos sentirnos libres, pero luchar por ello representa tal incomodidad que a veces cerramos los ojos para no tener que admitir que no lo somos. Así, en esa sociedad en la que las máquinas han tomado el papel de Dios, pensamos que elegimos voluntariamente no tener que pensar.



Pero de la misma manera que en una tragedia griega, para que a los dioses (máquinas) les vayan las cosas bien, igualmente nos han de ir las cosas bien a los hombres. Así que las inteligencias cibernéticas de Matrix están preocupadas porque la sociedad que han diseñado para nosotros no funciona correctamente.

Para remediar esto, han creado un programa que estudia las necesidades de los hombres, interacciona con ellos y, a modo de “defensor del cliente”, averigua sus necesidades básicas, investiga la razón de sus quejas y propone al sistema las mejores necesarias para que la existencia de las personas sea más satisfactoria.




Tal programa es “El Oráculo” que, como los tradicionales, sólo proporciona a los que le consultan vagas respuestas enigmáticas que no son sino lo que ellos quieren oír. El programa sabe que, en el fondo, lo que necesitamos es tener la sensación que elegimos nosotros, así que la modificación básica que propone es que las personas tengan más capacidad de ejercitar su libre albedrío, algo que el sistema no está dispuesto a aceptar y ello coloca al “Oráculo” en una posición de disidencia, viéndose obligado a buscar el apoyo de los rebeldes de Sión y especialmente de Neo, para conseguir sus fines.

Quien tendría que dar su aprobación a las modificaciones propuestas por “El Oráculo” es “El Arquitecto”, el constructor de Matrix. Es la inteligencia artificial que ha diseñado el sistema y hace que funcione. Es conservador y para “El Oráculo”, sus ideas son un tanto obsoletas. Él fue el que a su vez diseñó a los otros programas dotados también de inteligencia artificial y la suficiente autonomía para hacer que el sistema funcione. Así nos encontraríamos al propio “Oráculo”. A “Merovingio”, un gestor de información al que le cuesta controlar su ego. Y al “Constructor de llaves”, una herramienta para encontrar atajos y abrir puertas traseras en ese ciber laberinto. Eso por sólo citar algunos ejemplos. En las dos últimas películas puedes reparar en la funcionalidad y curiosa personalidad que tienen los distintos programas que aparecen.




Mención especial requieren “los agentes”, herramientas de control para prevenir y solucionar los posibles errores (bugs) del sistema. El más popular es el implacable “Smith”, que en su lucha con Neo sufrió una contaminación (corrupción en sentido informático, no político) de su código, convirtiéndose en una especie de virus que ahora funciona por su cuenta, poniendo en peligro la existencia del propio Matrix.

En un sistema en el que todo se ha previsto por “El Arquitecto”, también se ha tenido en cuenta que los inevitables fallos que surgirán ocasionarán pérdidas en el rendimiento del sistema. Así, lo mismo que después de instalar y desinstalar muchos programas nos damos cuenta de que nuestro ordenador ya no va como al principio y tenemos que formatearlo para empezar de cero; Matrix también tiene previsto “formatearse” de vez en cuando. Para ello existe la figura de “El Elegido”, un humano de características especiales. Alguien que intentará vencer al sistema. Una rebuscada manera que tiene Matrix de encontrar el momento adecuado para “resetearse”.

Neo no ha sido el primer “Elegido” ni será el último, pero ha sido el adecuado para encontrar la solución al fallo que aquejaba a la actual versión del sistema y para ello ha tenido que comprender que para salvar Sión también tenía que salvar Matrix.




¿Qué peligro aquejaba a los dos?. Pues ni más ni menos que Smith, el agente, o mejor dicho, el virus. Este insidioso programa es capaz de autoreplicarse, de infectar a otros programas y tomar sus características, de crecer alcanzando proporciones insospechadas… Ha infectado y se ha apropiado del “Oráculo”, si hace lo mismo con “El Elegido” nada impedirá que se adueñe de Matrix.

En la épica lucha del final, Neo sabe que no puede vencer a Smith. El agente también lo sabe y no entiende porque se obstina en seguir luchando. Lo hace porque haberse rendido al principio hubiese resultado sospechoso. “El Elegido” es portador de un código que de volcarse en la fuente de Matrix provocaría el reinicio del sistema (ver Matrix Reloaded). Cuando Smith finalmente “vence” a Neo y se apropia de sus características, recibe ese código que lo que hace es destruirle a él, salvando así a Matrix.




Al igual que los otros programas que había infectado “El Oráculo” queda libre y, con sus tesis confirmadas, puede exigirle al “Arquitecto” que, por el bien de Matrix, quede garantizado el libre albedrío de todos los humanos. Ahora bien, la capacidad de elección final pasa por la opción de que las personas puedan decidir si siguen en Matrix o afrontan la existencia fuera del sistema. ¿Tú qué crees que harían?

Piénsalo

¿Estas segur@?

¿Eres creyente?... Ah, bueno… no, por nada.

Saludos,




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miércoles, 7 de abril de 2010

2010 - El año en que ¿entendimos? la Odisea (espacial)

La relación de dos títulos míticos o el por qué de una película innecesaria.


Estamos en una fecha emblemática y no precisamente por el apagón analógico.

En el mundo del cine hay muchas fechas dignas de mención. Por sólo citar el terreno de la ciencia ficción, 1984, 2001, 2010 y ahora también 2012, quedan unidas en nuestra memoria a películas que, con mayor o menor acierto, han plasmado novelas homónimas.

La relación más acertada, auque quizás la más controvertida es obviamente 2001. De hecho, esta fecha está más unida en el inconsciente colectivo a la película que al "11 de septiembre".

Ya hablé de ella en el blog de Psicología y Cine. Lo curioso en este caso es que la novela es posterior a la película y mientras el texto de Clarke es brillante y claro, la película de Kubrick es también brillante, pero tremendamente confusa. Para mí, cada una es la mejor obra, tanto del escritor como del director. Resulta evidente cada cual se embebió de la genialidad del otro, alcanzando hitos que no volvieron a repetir.

Pero a lo que iba, hay mucha gente que ve la película y no lee la novela. Ello explica su perplejidad cuando se encuentra con un film como 2001, que es como una obra de arte abstracto, de gran belleza plástica pero ininteligible.

La novela ya he comentado que es perfectamente clara, pero como hay muchos menos lectores que espectadores, para resolver todas las incógnitas generadas por la película nace "2010 Odisea Dos (El año que hicimos contacto)", que más que ser la segunda parte de 2001 es su consecuencia.



Es difícil atreverse a continuar un mito. Las comparaciones, además de odiosas, resultan inevitables. Cuando te enfrentas a algo así sabes que hagas lo que hagas lo harás mal. Y seguro que a Peter Hyams, el director, tal hecho no se le pasó por alto. Si lo piensas es un tanto injusto, porque la película no estaría mal si pudiésemos juzgarla sin las tremendas expectativas que nos dejó 2001. Además nos permite ver a una joven Helen Mirren que siempre destaca en papeles de mujer autoritaria.

Sea como fuere el caso es que por fin, los estupefactos espectadores se enterarían de:

- ¿Qué era el monolito que aparece en la primitiva Tierra?
- ¿Cuál era la función del monolito de la Luna?
- ¿Por qué la Discovery se dirigía a Júpiter?
- ¿Por qué HAL atacó a su tripulación?
- ¿Qué pasó con Dave Bowman?


Cosas que ya sabíamos todos los que habíamos leído la novela, pero el problema es que los espectadores de 2010 tampoco salían muy seguros de lo que habían visto.

Después de todo lo dicho no resulta sorprendente que incluso 2010 (novela) sea la continuación de la historia de 2001 (película) y no de 2001 (novela). En otros casos esta diferencia podría pasar desapercibida, en éste no es así.

Además de las mencionadas diferencias en la claridad de la historia, en 2001 (novela) el gran monolito está situado sobre la superficie de Jápeto, el satélite más extraño de Saturno, mientras que en la película está situado en el espacio, entre Júpiter y su satélite más violento, el volcánico Ío.



Ello nos permite contemplar en 2010, unas vistosas escenas de la Discovery rotando de manera descontrolada en el punto de Lagrange, entre ambos cuerpos celestes y explica el polvo amarillo (azufre) que recubre la elegante nave.

Por cierto, puede que no quede muy claro por qué gira de esa manera. Bowman dejó la nave perfectamente equilibrada y en una órbita estable. Pero cuando fallaron los sistemas de energía, se paró el carrusel interno del habitáculo de los astronautas, el que estaba dentro de la esfera y con su giro aseguraba una fuerza de gravedad que permitía a los tripulantes correr por su contorno. El paro de dicho carrusel, como en un mecanismo giroscópico, hizo que la Discovery se desestabilizase y comenzase a dar vueltas.

Observa, como de manera similar, pero menos elegante, la Leonov tiene un elemento central que gira con el mismo fin, aunque en este caso, los efectos debidos a la gravedad no están tan cuidados como en 2001. Acuérdate de la escena en la que Floyd (Roy Scheider) le explica a la comandante Kirbuk como el ensamblaje con la Discovery les ayudará a escapar más rápidamente del inquietante Júpiter, ¿hay gravedad o no hay gravedad?.



Antes de seguir no quería dejar de comentar las diferencias entre la nave rusa y la americana. Antes hablaba de elegancia. La nave rusa no sólo es menos elegante, además es más oscura y más claustrofóbica. También he de decir que más realista que la americana. El hecho es que son tan distintas que enseguida sabemos en cual se sitúa cada escena sin que nos lo tengan que decir. Me recuerda a “La caza del Octubre Rojo”, en la que de la misma manera podías identificar las escenas que transcurrían en el Dallas de las que lo hacían en el Octubre Rojo. Trucos de cine.



Bueno, siguiendo con lo nuestro y abundando en la relación entre las dos películas que nos interesan ahora, la verdad es que en general los aspectos científicos están bastante más cuidados en 2001, pero quitando que en el vacío del espacio no se oyen los ruidos, aunque sea algo tan espectacular como el nacimiento de una estrella, no hay aquí tantos errores como en otras películas de ciencia ficción. La supervisión de Clarke parece evidente.

También es interesante la idea de hacer de Júpiter una estrella que caliente a su cohorte de satélites (¿planetas si eso fuese cierto?) y permita el desarrollo de la vida en Europa.

Aunque en la película queda un tanto confuso debido al guiño místico, Europa parece el único mundo de nuestro sistema solar que podría albergar vida extraterrestre. Debajo de la ingente capa de hielo se intuye que la presión y el rozamiento podrían permitir la presencia de agua líquida. Si eso es así, bien podrían haberse desarrollado organismos vivos del tipo de los existentes en las proximidades de las chimeneas volcánicas de nuestras fosas abisales. Condiciones extremas donde nadie esperaba encontrar vida y sin embargo la hay.

Júpiter es un proyecto de estrella. Si el espectacular gigante gaseoso fuese algo más grande, él mismo colapsaría y se encendería en una implosión que convertiría a nuestro sistema solar en un sistema binario. Pero no lo hace porque su masa no es suficiente para ello. Así que el imaginativo Clarke se encarga de proporcionarnos un modo de conseguirlo. El gigantesco monolito resulta ser bastante polifacético y además de ser la puerta de un agujero de gusano intergaláctico, es una máquina capaz de replicarse a sí misma, para lo cual toma la materia necesaria de la atmósfera de Júpiter.



El aumento del número de monolitos en progresión geométrica conlleva un aumento en la densidad del planeta, que hace que en un momento sucumba a su gravedad y se supere el punto crítico que le convertirá en una estrella.

A pesar de lo que se dice en la película, poca luz y menos calor nos puede aportar a nosotros, pero sería suficiente para derretir los hielos de Europa dando rienda suelta a la vida que inevitablemente surgirá y será tutelada por el nuevo monolito.

Y antes de terminar, dos cuestiones:

¿Te has fijado que 2010 se rodó en 1984?, una de las fechas emblemáticas que mencionaba al principio. Inolvidable para la sociología ficción. No olvides que mucha de la ciencia ficción que vemos y leemos no deja de ser sino sociología ficción.

La segunda: ¿Te has fijado en el cambio de sexo de HAL?. Ahora, por lo menos en el doblaje en español, se dirigen a "ella" en femenino, aunque su voz pertenece al actor Joaquín Díaz (en 2001 era Felipe Peña quien ponía la voz al ordenador). Igual es para facilitar la relación con su "hermana gemela" SAL 9000, claramente femenina, con voz de Candice Bergen en la versión original y de Maria Jesús Lleonart en la española.

Por cierto, acepto pulpo como animal de compañía y me creo que HAL son las siglas de Heuristic ALgorithmic y no las letras anteriores a IBM, pero ¿alguien sabe qué significa SAL?

Saludos ;-)



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martes, 6 de abril de 2010

Moon

¿Te conoces a ti mismo?, ¿conoces a los demás?


La ciencia ficción da para todo. Moon aprovecha nuevamente para hacer crítica social y merece la pena verla porque lo hace bien.

Dirigida por Duncan Jones, es la historia de Sam Bell (Sam Rockwell), el encargado del mantenimiento de una estación minera en la Luna. Es el único trabajador de la estación. Las tareas están prácticamente automatizadas. Un ordenador, que interacciona como una especie de robot industrial y que se llama Gerty, se ocupa de casi todo. Sam prácticamente sólo se tiene que ocupar de recoger los contenedores de Helio 3, cuando las máquinas prospectoras automáticas los han llenado, y mandarlos a la Tierra.

Enseguida comprendemos lo que tiene que ser vivir en esas condiciones de aislamiento los tres años que dura su contrato. Máxime cuando el satélite de comunicaciones está averiado y no puede hablar directamente con la Tierra. Las señales de radio tardan un segundo en llegar a la Luna, podrían hablar perfectamente en directo, verse por videoconferencia… pero la avería hace que sólo puedan enviar y recibir grabaciones de audio y vídeo, nunca hablar en directo.



Llegado a este punto tengo que decirte que si no has visto la película y tienes intención de hacerlo, no sigas leyendo, mis comentarios te pueden chafar el final. Si ya la viste y te interesa comentarla, entonces estás en el sitio adecuado.

Quizás por mi tendencia a analizar el lado psicológico de lo que veo, pensé que por ahí iba a ir el argumento. Después de estar tres años solo, hablando con una máquina y recibiendo escasa información del exterior, cualquiera podría enloquecer. Incluso en algunos momentos comprobamos que Sam tiene algunas visiones de tipo alucinatorio.

Pero no, Sam no es esquizofrénico ni parece tener ningún otro trastorno psicótico. La persona que encuentra y que resulta ser él mismo no es ninguna alucinación. Es él mismo de verdad. Así que Sam no enloquece, aunque bien podría hacerlo cuando descubre lo que están haciendo con él.

Sam es un clon, uno de tantos de los que ha habido hasta ahora y de los muchos que están preparados para sucederle en períodos de tres años. Todos haciendo el mismo trabajo, viendo las mismas películas, emocionándose con las mismas grabaciones de su mujer, continuando con la elaboración de la maqueta que, evidentemente, no recuerda haber comenzado.

Pero hay una cosa que llama la atención. Cuando ambos clones se encuentran, se sorprenden, pero no demasiado. Ninguno piensa que se esté volviendo loco e intentan ignorarse, como si pudiesen seguir su vida con normalidad. Sólo poco a poco van aceptando la idea de convivir con un clon y que semejante descubrimiento sólo es el indicio de que hay muchos más secretos por revelar.

A mi juicio ese encuentro, ese descubrimiento, tendría que haber sido mucho más dramático, con un fuerte afloramiento pasional. El expresar sólo resignación y ligero fastidio no hace creíble la situación.

Si quieres ver un ejemplo de lo que digo lee el cuento titulado “Viaje Séptimo”. Lo encontrarás en “Diarios de las estrellas. Viajes”, de Stanislaw Lem, quizás más conocido por ser el autor de “Solaris”. En el cuento del viaje se describe una situación similar a la de Sam pero en clave de humor. No te digo más. Léelo.

Respecto al tema de las emociones, tampoco debemos pasar por alto a Gerty, el ordenador robotizado pero nada humano, que parece salido de la cadena de montaje de una fábrica de coches, pero que demuestra sus emociones mediante unos emoticones como los del Messenger.

Papelón complicado el de Gerty. Es la única compañía de un tripulante que no sabe que es un clon, que ha nacido con una misión determinada y que tiene una fecha de caducidad de tres años. Por algo bastante más simple se volvió loco HAL en 2001 y eso que era mucho más frío.

Gerty es mucho más emotivo. Le hemos visto reír y llorar mediante las caritas de su pantalla. Incluso ayuda a Sam con la contraseña que le dará acceso a la información de sus clones anteriores. Pero en cambio no reacciona ante la injusticia que están cometiendo con él. Para ser una máquina con inteligencia artificial y unos valores morales, por lo menos adquiridos mediante su trato con humanos, no parece que su actuación sea muy coherente.

Tampoco me parece coherente la sumisa actitud de Sam respecto a su aislamiento. Al inicio de la película vemos que le quedan unas semanas para volver a la Tierra. Las comunicaciones están estropeadas pero, por lo que le queda, él puede aguantar. No se preocupa demasiado por el tema y a nosotros no nos extraña su actitud.

Pero luego nos enteramos que las comunicaciones no han funcionado ni funcionarán nunca. El éxito del montaje depende de ello. ¿Cómo puede una persona admitir eso?. Sobre todo cuando le quedan años de trabajo por delante. Sam no es tonto, es un profesional cualificado, en cambio parece admitir esa situación resignadamente.

No es que no me lo crea, es que es inaguantable. Una cosa es estar a millones de kilómetros y que las comunicaciones tarden horas en llegar y otra estar a poco más de un "segundo luz” de la Tierra (384.000 kilómetros) y, por muy en la cara oculta que estés, no poder hablar con tu familia ni tener noticias en directo de los temas que te interesen.

Para más “inri” (ahora que acabamos de pasar la Semana Santa) las películas que ve por su televisor son de los años 70. Si te fijas (y tienes edad suficiente para ello) podrás identificar escenas de “Embrujada” y de “Mary Tyler Moore. La chica de la tele”. ¿De cuándo serían los noticiarios?. Para cortarse las venas, vamos.

Además ¿cómo es que es posible semejante aislamiento?. Están en la cara oculta de la Luna, pero han pasado unos años y la tecnología permite el establecimiento de una base lunar permanente. Lo extraño es que pudiesen estar solos. ¿En la Luna no hay otras expediciones?. ¿El Helio 3 que recogen no le interesa a nadie más?. ¿En la Tierra nadie se pregunta de dónde y cómo viene semejante fuente de energía?. ¿Ya no hay ONGs pro derechos humanos que instiguen a gobiernos y corporaciones?. Vaya ¡eso sí que es ciencia ficción!.



En el aspecto técnico hay varias cuestiones que los guionistas han pasado por alto o son concesiones para el mejor desarrollo y espectacularidad de la película. Por ejemplo, en la Luna hay un sexto de la gravedad de la Tierra. Recordemos a los astronautas del Proyecto Apolo dando botes a cámara lenta o intentando jugar al golf. Sam nos recuerda esas imágenes cuando sale de la base con su traje espacial. ¿Pero dentro de las instalaciones qué pasa?. ¿Cómo se puede duchar, correr por la cinta, pelearse con su clon…?. Comprendo que las escenas serían más tediosas pesando todo seis veces menos, pero es lo que hay.

¿Y qué me dices del ruido?. Desde que el cine es sonoro nadie quiere renunciar a él. Las escenas de batallas espaciales con rayos fáser y torpedos de fotones son impresionantes, pero irreales, aunque nadie concibe una batalla de semejante espectacularidad y en silencio. Siento recordar que en el vacío no se propaga el sonido.

En Moon no hay batallas espaciales pero cometen errores semejantes, por ejemplo cuando vemos imágenes de las cosechadoras levantando nubes de polvo y rocas que luego caen al suelo (empujadas por una gravedad aparentemente terrestre) en medio de un sonoro fragor. O cuando Sam derriba la antena que inhibe las señales de radio, haciendo chocar contra ella su vehículo en medio de chisporroteos y ruidosos chirridos de colisión. Es menos vistoso, pero vuelvo a recordar que en la Luna no hay atmósfera que transmita el sonido.

En fin, parece que pocos se acuerdan de lo que decían en Alien: “En el espacio nadie puede oír tus gritos”.

Y una cosa más para dejar ya el tema científico. Regresar a la Tierra en el vehículo que transporta el helio me parece imposible, aunque lleve traje espacial y se embuta en el aguatado plumífero amarillo. Los tres días de viaje serían incomodísimos pero soportables. Lo que no creo que lo fuesen (soportables) serían las aceleraciones a las que se vería sometido el pasajero en ese vehículo inapropiado, tanto al despegar de la Luna como, sobre todo, al entrar en la atmósfera de la Tierra y en el aterrizaje posterior.

También quería hablar de ciertas similitudes que me vinieron a la memoria cuando vi la película. Ya he comentado el tema de Gerty y HAL en cuanto a su responsabilidad en el desarrollo de la misión y en su trato con los tripulantes.



También hablé de las similitudes (diferencias) de Sam con Ijon Tichy, el del Viaje Séptimo, en el trato con sus otros “yo”.

Ahora quiero comentar la artimaña para deshacerse del cuerpo de los clones al cumplir su misión. Cuando cada Sam espera recibir la recompensa del regreso a casa después de cumplidos los tres años de contrato, se mete en una capsula que lo que hace es eliminarlo antes de la aparición de su nuevo clon.

Esta “recompensa” inesperada me recuerda a la que reciben los habitantes de la ciudad futurista que vemos en “La fuga de Logan”, que a los 21 años realizan una ceremonia de ascensión, que lo que no saben es que implica su muerte.



O también el premio que reciben los afortunados ganadores del sorteo en “La Isla”. Habitantes en un reducto aislado que les mantiene a salvo de la contaminación que impera en el resto del mundo, menos en un idílico paraíso conocido como “La Isla” al que sólo se puede acceder mediante sorteo. En este caso los habitantes de ese recinto también son clones, aunque no lo saben, que están siendo “criados” a la espera de ser utilizados como banco de órganos particular, por las personas que pagaron por ello. Cuando la persona les necesita, el clon gana el concurso y el premio que recibe es la muerte en un quirófano.



Vale, en el mundo de Logan no hay recursos suficientes para mantener una población adulta y se los cargan a los 21 años. En La Isla, la clase más pudiente puede encargar un clon que por ejemplo les facilite un corazón cuando el suyo les falle. Pero en Moon ¿por qué el clon tiene un periodo útil de sólo tres años?, ¿por el desgaste físico?, ¿psicológico?, ¿por ambos?. No lo se.

Y puestos a preguntar ¿qué es lo que ve el primer clon de Sam junto a la cosechadora Mathew momentos antes de su accidente?, ¿era una alucinación o había alguien más?.

Otra cosa, en un momento de la película un clon le dice al otro “Sé que no me matarás, yo no lo haría”. Eso nos indica un fuerte convencimiento moral, pero ¿qué nos dice eso del auténtico Sam Bell?. Sabemos que por lo menos había sido un astronauta, pero ya que se ha empleado su material genético para hacer los clones y las grabaciones de su mujer y su hija para engañarles, ¿él estaba enterado del proyecto?, ¿había consentido esa utilización?, ¿o la compañía Lunar Industries LTD también le ha engañado a él?.

Bueno y hasta aquí mis reflexiones. Ya sabes que a veces me pongo muy puntilloso. Sé que el objetivo de la película es más plantear una crítica social y dar que pensar, que hacer una película purista de ciencia ficción. Por eso los detalles que menciono habrán pasado desapercibidos a la mayoría de los espectadores. Y es más, sé que son perfectamente superfluos para el planteamiento de la trama, pero considero que en un sitio dedicado a la ciencia ficción había que comentarlos.

Por lo demás, como película para reflexionar sobre la bondad o maldad del género humano me parece fenomenal. Su última frase, cuando Sam consigue después de todo llegar a la Tierra y destapar la trama, es digna de enmarcar:

“¿Saben qué? una de dos, o es un chalado o un inmigrante ilegal y en cualquier caso deberían encerrarlo”.

Saludos,



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