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Las informaciones contenidas en este blog pueden desentrañar importantes aspectos del argumento, incluso del final de la película o novela en cuestión.

martes, 6 de abril de 2010

Moon

¿Te conoces a ti mismo?, ¿conoces a los demás?


La ciencia ficción da para todo. Moon aprovecha nuevamente para hacer crítica social y merece la pena verla porque lo hace bien.

Dirigida por Duncan Jones, es la historia de Sam Bell (Sam Rockwell), el encargado del mantenimiento de una estación minera en la Luna. Es el único trabajador de la estación. Las tareas están prácticamente automatizadas. Un ordenador, que interacciona como una especie de robot industrial y que se llama Gerty, se ocupa de casi todo. Sam prácticamente sólo se tiene que ocupar de recoger los contenedores de Helio 3, cuando las máquinas prospectoras automáticas los han llenado, y mandarlos a la Tierra.

Enseguida comprendemos lo que tiene que ser vivir en esas condiciones de aislamiento los tres años que dura su contrato. Máxime cuando el satélite de comunicaciones está averiado y no puede hablar directamente con la Tierra. Las señales de radio tardan un segundo en llegar a la Luna, podrían hablar perfectamente en directo, verse por videoconferencia… pero la avería hace que sólo puedan enviar y recibir grabaciones de audio y vídeo, nunca hablar en directo.



Llegado a este punto tengo que decirte que si no has visto la película y tienes intención de hacerlo, no sigas leyendo, mis comentarios te pueden chafar el final. Si ya la viste y te interesa comentarla, entonces estás en el sitio adecuado.

Quizás por mi tendencia a analizar el lado psicológico de lo que veo, pensé que por ahí iba a ir el argumento. Después de estar tres años solo, hablando con una máquina y recibiendo escasa información del exterior, cualquiera podría enloquecer. Incluso en algunos momentos comprobamos que Sam tiene algunas visiones de tipo alucinatorio.

Pero no, Sam no es esquizofrénico ni parece tener ningún otro trastorno psicótico. La persona que encuentra y que resulta ser él mismo no es ninguna alucinación. Es él mismo de verdad. Así que Sam no enloquece, aunque bien podría hacerlo cuando descubre lo que están haciendo con él.

Sam es un clon, uno de tantos de los que ha habido hasta ahora y de los muchos que están preparados para sucederle en períodos de tres años. Todos haciendo el mismo trabajo, viendo las mismas películas, emocionándose con las mismas grabaciones de su mujer, continuando con la elaboración de la maqueta que, evidentemente, no recuerda haber comenzado.

Pero hay una cosa que llama la atención. Cuando ambos clones se encuentran, se sorprenden, pero no demasiado. Ninguno piensa que se esté volviendo loco e intentan ignorarse, como si pudiesen seguir su vida con normalidad. Sólo poco a poco van aceptando la idea de convivir con un clon y que semejante descubrimiento sólo es el indicio de que hay muchos más secretos por revelar.

A mi juicio ese encuentro, ese descubrimiento, tendría que haber sido mucho más dramático, con un fuerte afloramiento pasional. El expresar sólo resignación y ligero fastidio no hace creíble la situación.

Si quieres ver un ejemplo de lo que digo lee el cuento titulado “Viaje Séptimo”. Lo encontrarás en “Diarios de las estrellas. Viajes”, de Stanislaw Lem, quizás más conocido por ser el autor de “Solaris”. En el cuento del viaje se describe una situación similar a la de Sam pero en clave de humor. No te digo más. Léelo.

Respecto al tema de las emociones, tampoco debemos pasar por alto a Gerty, el ordenador robotizado pero nada humano, que parece salido de la cadena de montaje de una fábrica de coches, pero que demuestra sus emociones mediante unos emoticones como los del Messenger.

Papelón complicado el de Gerty. Es la única compañía de un tripulante que no sabe que es un clon, que ha nacido con una misión determinada y que tiene una fecha de caducidad de tres años. Por algo bastante más simple se volvió loco HAL en 2001 y eso que era mucho más frío.

Gerty es mucho más emotivo. Le hemos visto reír y llorar mediante las caritas de su pantalla. Incluso ayuda a Sam con la contraseña que le dará acceso a la información de sus clones anteriores. Pero en cambio no reacciona ante la injusticia que están cometiendo con él. Para ser una máquina con inteligencia artificial y unos valores morales, por lo menos adquiridos mediante su trato con humanos, no parece que su actuación sea muy coherente.

Tampoco me parece coherente la sumisa actitud de Sam respecto a su aislamiento. Al inicio de la película vemos que le quedan unas semanas para volver a la Tierra. Las comunicaciones están estropeadas pero, por lo que le queda, él puede aguantar. No se preocupa demasiado por el tema y a nosotros no nos extraña su actitud.

Pero luego nos enteramos que las comunicaciones no han funcionado ni funcionarán nunca. El éxito del montaje depende de ello. ¿Cómo puede una persona admitir eso?. Sobre todo cuando le quedan años de trabajo por delante. Sam no es tonto, es un profesional cualificado, en cambio parece admitir esa situación resignadamente.

No es que no me lo crea, es que es inaguantable. Una cosa es estar a millones de kilómetros y que las comunicaciones tarden horas en llegar y otra estar a poco más de un "segundo luz” de la Tierra (384.000 kilómetros) y, por muy en la cara oculta que estés, no poder hablar con tu familia ni tener noticias en directo de los temas que te interesen.

Para más “inri” (ahora que acabamos de pasar la Semana Santa) las películas que ve por su televisor son de los años 70. Si te fijas (y tienes edad suficiente para ello) podrás identificar escenas de “Embrujada” y de “Mary Tyler Moore. La chica de la tele”. ¿De cuándo serían los noticiarios?. Para cortarse las venas, vamos.

Además ¿cómo es que es posible semejante aislamiento?. Están en la cara oculta de la Luna, pero han pasado unos años y la tecnología permite el establecimiento de una base lunar permanente. Lo extraño es que pudiesen estar solos. ¿En la Luna no hay otras expediciones?. ¿El Helio 3 que recogen no le interesa a nadie más?. ¿En la Tierra nadie se pregunta de dónde y cómo viene semejante fuente de energía?. ¿Ya no hay ONGs pro derechos humanos que instiguen a gobiernos y corporaciones?. Vaya ¡eso sí que es ciencia ficción!.



En el aspecto técnico hay varias cuestiones que los guionistas han pasado por alto o son concesiones para el mejor desarrollo y espectacularidad de la película. Por ejemplo, en la Luna hay un sexto de la gravedad de la Tierra. Recordemos a los astronautas del Proyecto Apolo dando botes a cámara lenta o intentando jugar al golf. Sam nos recuerda esas imágenes cuando sale de la base con su traje espacial. ¿Pero dentro de las instalaciones qué pasa?. ¿Cómo se puede duchar, correr por la cinta, pelearse con su clon…?. Comprendo que las escenas serían más tediosas pesando todo seis veces menos, pero es lo que hay.

¿Y qué me dices del ruido?. Desde que el cine es sonoro nadie quiere renunciar a él. Las escenas de batallas espaciales con rayos fáser y torpedos de fotones son impresionantes, pero irreales, aunque nadie concibe una batalla de semejante espectacularidad y en silencio. Siento recordar que en el vacío no se propaga el sonido.

En Moon no hay batallas espaciales pero cometen errores semejantes, por ejemplo cuando vemos imágenes de las cosechadoras levantando nubes de polvo y rocas que luego caen al suelo (empujadas por una gravedad aparentemente terrestre) en medio de un sonoro fragor. O cuando Sam derriba la antena que inhibe las señales de radio, haciendo chocar contra ella su vehículo en medio de chisporroteos y ruidosos chirridos de colisión. Es menos vistoso, pero vuelvo a recordar que en la Luna no hay atmósfera que transmita el sonido.

En fin, parece que pocos se acuerdan de lo que decían en Alien: “En el espacio nadie puede oír tus gritos”.

Y una cosa más para dejar ya el tema científico. Regresar a la Tierra en el vehículo que transporta el helio me parece imposible, aunque lleve traje espacial y se embuta en el aguatado plumífero amarillo. Los tres días de viaje serían incomodísimos pero soportables. Lo que no creo que lo fuesen (soportables) serían las aceleraciones a las que se vería sometido el pasajero en ese vehículo inapropiado, tanto al despegar de la Luna como, sobre todo, al entrar en la atmósfera de la Tierra y en el aterrizaje posterior.

También quería hablar de ciertas similitudes que me vinieron a la memoria cuando vi la película. Ya he comentado el tema de Gerty y HAL en cuanto a su responsabilidad en el desarrollo de la misión y en su trato con los tripulantes.



También hablé de las similitudes (diferencias) de Sam con Ijon Tichy, el del Viaje Séptimo, en el trato con sus otros “yo”.

Ahora quiero comentar la artimaña para deshacerse del cuerpo de los clones al cumplir su misión. Cuando cada Sam espera recibir la recompensa del regreso a casa después de cumplidos los tres años de contrato, se mete en una capsula que lo que hace es eliminarlo antes de la aparición de su nuevo clon.

Esta “recompensa” inesperada me recuerda a la que reciben los habitantes de la ciudad futurista que vemos en “La fuga de Logan”, que a los 21 años realizan una ceremonia de ascensión, que lo que no saben es que implica su muerte.



O también el premio que reciben los afortunados ganadores del sorteo en “La Isla”. Habitantes en un reducto aislado que les mantiene a salvo de la contaminación que impera en el resto del mundo, menos en un idílico paraíso conocido como “La Isla” al que sólo se puede acceder mediante sorteo. En este caso los habitantes de ese recinto también son clones, aunque no lo saben, que están siendo “criados” a la espera de ser utilizados como banco de órganos particular, por las personas que pagaron por ello. Cuando la persona les necesita, el clon gana el concurso y el premio que recibe es la muerte en un quirófano.



Vale, en el mundo de Logan no hay recursos suficientes para mantener una población adulta y se los cargan a los 21 años. En La Isla, la clase más pudiente puede encargar un clon que por ejemplo les facilite un corazón cuando el suyo les falle. Pero en Moon ¿por qué el clon tiene un periodo útil de sólo tres años?, ¿por el desgaste físico?, ¿psicológico?, ¿por ambos?. No lo se.

Y puestos a preguntar ¿qué es lo que ve el primer clon de Sam junto a la cosechadora Mathew momentos antes de su accidente?, ¿era una alucinación o había alguien más?.

Otra cosa, en un momento de la película un clon le dice al otro “Sé que no me matarás, yo no lo haría”. Eso nos indica un fuerte convencimiento moral, pero ¿qué nos dice eso del auténtico Sam Bell?. Sabemos que por lo menos había sido un astronauta, pero ya que se ha empleado su material genético para hacer los clones y las grabaciones de su mujer y su hija para engañarles, ¿él estaba enterado del proyecto?, ¿había consentido esa utilización?, ¿o la compañía Lunar Industries LTD también le ha engañado a él?.

Bueno y hasta aquí mis reflexiones. Ya sabes que a veces me pongo muy puntilloso. Sé que el objetivo de la película es más plantear una crítica social y dar que pensar, que hacer una película purista de ciencia ficción. Por eso los detalles que menciono habrán pasado desapercibidos a la mayoría de los espectadores. Y es más, sé que son perfectamente superfluos para el planteamiento de la trama, pero considero que en un sitio dedicado a la ciencia ficción había que comentarlos.

Por lo demás, como película para reflexionar sobre la bondad o maldad del género humano me parece fenomenal. Su última frase, cuando Sam consigue después de todo llegar a la Tierra y destapar la trama, es digna de enmarcar:

“¿Saben qué? una de dos, o es un chalado o un inmigrante ilegal y en cualquier caso deberían encerrarlo”.

Saludos,



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